sábado, 2 de febrero de 2013

Vidas ocultas. Capítulo 3: Esta es mi cárcel.


No es fácil ver como tu propia casa se va transformando en una prisión para ti poco a poco. Estas cuatro paredes ocultan mi mayor temor. Toda mi vida está totalmente anulada. Hoy por hoy, soy incapaz de sentir nada, sólo soy un foco de dolor y sufrimiento, estoy bacía por dentro.
Vivo continuamente con el miedo de que esta casa se transforme en mi tumba. Cada paliza es peor que la anterior. Entre golpe y golpe el único que pienso es: ¿Será hoy cuando se le escape la mano y todo esto acabe por siempre jamás? En ocasiones lo deseo, deseo acabar con todo.
Me miro al espejo y no me reconozco, veo un cuerpo lleno de moratones, los cuales reflejan la gran cobarde que estoy hecha. Veo una mujer incapaz de hacer frente a las adversidades. Veo a un alma devorada por el miedo paseándose en forma de cuerpo en pena. Esta no es mi imagen. No sé quién soy, el me ha hecho perderme en mi misma, él ha acabado con la mujer fuerte que yo era, años atrás habría luchado por mí. Hoy ya no queda nada dentro de mío que me haga seguir adelante.
Aunque el día esté gris y nublado no salgo de casa sin mis gafas de sol. Bajo sus lentes negras oculto mi infelicidad. Supongo que aunque me las quite mi vida continúa siendo en blanco y negro. Intento mirar de sonreír por las calles, de forma hipócrita, para probar de transmitir una confianza totalmente inexistente.
Una vez en casa, sentada al sofá, escucho como la llave empieza a dar vueltas. Un temblor se apodera de todo mi cuerpo, mientras miro lado a lado si todo está perfecto, si no he cometido ningún error, si no hay ninguna chispa que le haga estallar. Desgraciadamente, hoy no necesita ningún error. Ha tenido un mal día. Llena de un sudor frío veo como se acerca hacia mí. Mis ojos se humedecen y una lágrima recorre mi mejilla. Intento poner las manos por encima de la cabeza en señal de protección, pero es inútil. Ahora empieza mi pesadilla. 

1 comentario: